miércoles, 17 de diciembre de 2008

A VUELTAS CON EL LIDERAZGO

Hace unos días escribí algo sobre el liderazgo y voy a seguir "a vueltas" con él, reflexionando sobre algo que siempre ha existido, desde los tiempos mas remotos, desde que el hombre existe, lo que se ha hecho a sido en torno a un líder.

Pero las cualidades que necesita el líder pueden variar para cada ocasión. En los tiempos primitivos seguro que el que ejercía el liderazgo era el mas fuerte, valiente y con mas carácter. Ahora los lideres son diferentes, pero dependiendo de donde ejerzan su liderazgo, marcará también una diferencia. No es lo mismo un líder político, que el líder en un laboratorio farmacéutico, o en un club deportivo. Seguro que tendrán algunos rasgos comunes, pero habrá otros diferentes. Para ser un “gran” líder político hoy día, es necesario tener una buena imagen y oratoria (para seducir a la sociedad a través de los medios de comunicación) y además convicciones, coraje, capacidad de desafío, debe ser inconformista. Para ejercer otro tipo de liderazgo no sería imprescindible tener una buena imagen ni incluso la oratoria, pero si la convicción en lo que está haciendo y en el logro de resultados, así como el coraje, la capacidad de desafío, y el continuo deseo de mejorar los resultados obtenidos. Pero además hay otras cosas que se espera de los mejores lideres empresariales modernos, y es que tengan: capacidad de negociación, discreción, tenacidad, de lucha, esfuerzo, constancia, flexibilidad, dinamismo, integridad, creatividad, visión estratégica, accesibilidad, ..., y que además sea capaz de trabajar en equipo y motivarlo. Que sea capaz de que tanto su equipo como él disfruten con lo que están haciendo. Pero tambien un buen líder debe proteger a su “gente”, dar la cara por ellos en los momentos necesarios y no dejarlos en la “estacada”

Estoy convencido de que no cualquiera puede llegar a ser líder. Un líder nace, tiene talento, pero también se hace. Con el mismo convencimiento digo que una persona que tenga madera de líder, no podrá ejercerlo si no se forma adecuadamente y si no se compromete.

Un buen líder tiene que ser capaz de transmitir confianza, equilibrio, progreso, potenciar la creatividad, hacer que cada uno de los miembros de su equipo se sienta imprescindible. Pero un buen líder debe también saber escuchar y, no estarse escuchando siempre a si mismo.

Un buen líder es aquel que apenas se hace notar, no aquel al que sus empleados obedecen y aclaman, pero que desprecian sin que él sea capaz de verlo. Un buen líder es el que estimula y potencia a su equipo. Un buen líder es el que reflexiona de forma regular y tiene una “VISIÓN” clara de hacia donde le ha de llevar su cometido. Un buen líder es el que se divierte haciendo su trabajo y hace que el resto del equipo se divierta tanto como él

Un líder ejercerá mejor su liderazgo cuanto mas se esfuerce en formarse y en ejercer su liderazgo, cuanto mas se cuestione lo que hace y en mejorarlo.

EL EGOCENTRISMO EN LA CLASE DIRECTIVA.

El pasado domingo día 23 de noviembre se publico en ABC, en la sección de Recursos humanos, el artículo escrito por J. Ibarrola, que por considerarlo de interés y aplicable a la clase directiva del mundo del deporte reproduzco a continuación.

“El exceso de ego entre los directivos no sólo empuja al suicidio profesional sino que tiene efectos devastadores en las empresas”

Ovidio cantó el desgraciado final de Narciso —el joven que murió ahogado cuando intentaba besar el reflejo de su propia imagen en el agua—, pero la historia no ha servido de escarmiento a tantos y tantos directivos pagados de sí mismos cuyo ego no sólo les ha echado una soga al cuello, sino que, además, ha tenido un efecto devastador sobre sus compañías. Y en un momento como el actual, cuando un desliz puede costar tan caro, los resultados de una encuesta de la consultora Hudson entre 1.050 directivos europeos no son muy tranquilizadores: nada menos que el 92% de los encuestados se considera «excelente» o «muy buen jefe», aunque sólo el 67% de sus colaboradores evalúa positivamente su trabajo.
Entre los españoles, la presidenta de honor de la Federación Española de Mujeres Directivas (FEDEPE), Pilar Gómez-Acebo, también advierte un exceso de narcisismo. «Ya sea debido a la inmadurez o a la ingenuidad, tenemos una clase directiva por hacer, por cuajar. Y se avecina una época dura que exige madurez como primera capacidad para responder a la adversidad. En parte por eso se van a duplicar las depresiones laborales en Europa, porque el ego es absolutamente inmaduro, y cuando es cuestionado o derribado se viene abajo sin capacidad de reacción».

Motivadores al principio
Pero, ¿por qué estas personalidades narcisistas e inseguras consiguen embaucar y terminan haciéndose con un sillón de mando? «Porque son motivadores y alentadores en primera instancia. Pero en el medio y largo plazo las empresas que los acogen enferman. Todas las decisiones pasan por lo que les gusta a ellos, que no es ni lo que necesita la compañía ni lo que les pide el mercado», cuenta Gómez-Acebo, también al frente de la consultora Placement Center.
Para el cazatalentos Ignacio Bao, presidente de la firma Bao&Partners Signium International, este tipo de liderazgo tan dañino en vez de basarse en la autoridad hace un uso abusivo del poder. «Por tanto, se cae en los errores típicos de esta clase de situaciones: rodearse de gente de menor nivel para ejercer una autoritas de la que carece, delegar tareas y no responsabilidades, priorizar el corto frente al largo plazo...»
Pero quienes sufren en sus propias carnes estos empachos de ego son los colaboradores más directos, los subordinados.
«Si le ríen las gracias, le dicen que sí a todo y le dedican horas de alabanzas excesivas serán bien tratados por el jefe, pero si le cuestionan son apartados o rechazados», explica Gómez Acebo, quien alerta de que, a la postre, la historia de este directivo acaba mal, como la del Narciso de la mitología griega. «Tristemente, viven un proceso de aislamiento y soledad».
Para Ignacio Bao estos episodios tan amargos se evitarían si el ejercicio del poder, que el cazatalentos entiende como un proceso de aprendizaje, surgiera «de la asunción paulatina de responsabilidades». «Lo ideal es que los directivos se enfrenten a validaciones externas periódicas que les indiquen sus fortalezas y debilidades, para que puedan corregir las actuaciones no adecuadas que les impiden alcanzar la excelencia en el ejercicio de su profesión», concluye.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

EL LIDER EN TIEMPOS DE CRISIS EN LOS CENTROS DEPORTIVOS



La crisis económica esta llegando a los Centros Deportivos y Gimnasios y es ahora cuando se tienen que destacar las acciones de los directivos con nuevas ideas, en congruencia con su categoría, sirviendo de ejemplo a sus colaboradores.

Es ahora cuando los directivos deben mostrar su liderazgo personal y su capacidad para gestionar sus Centros Deportivos, pero sobre todo para gestionar a las personas.

Se abrasará en la crisis, todo directivo que carezca de una amplia “visión” de lo que es su negocio, su Centro Deportivo (Instalaciones deportivas, gimnasios), y que falle en la labor de involucrar a su equipo y motivarlo para obtener resultados.

Es en “estos tiempos”, cuando el Directivo de un Centro Deportivo necesita demostrar su capacidad de ejecución y ser capaz de “anticiparse al futuro” y conseguir objetivos. Para esto tiene que contar con equipo humano y emplear sus dotes de comunicación y organización.

Los Centros Deportivos necesitan mandos que aporten confianza y urgen líderes que inspiren al equipo directivo para seguir adelante. En esta misión es fundamental que todos los colaboradores perciban lo que cada uno aporta a la organización y en esto es fundamental la comunicación. Los Directivos con “ideas” son “capaces” de gestionar en los momentos de crisis, porque se crecen en una situación de urgencia. En los Centros Deportivos debemos contar con “equipos de personas” comprometidas, que puedan dar respuestas diferentes a una situación novedosa, que sean innovadoras y que pongan toda la energía en ello.

Al directivo de hoy se le exige liderazgo en el Centro Deportivo, en los recursos humanos y sobre todo liderazgo para gestionar el cambio en momentos de crisis. Debe tener capacidad para delegar y para desarrollar equipos de colaboradores, que son los que le van a ayudar en su estrategia.

El líder ha de generar entusiasmo y saber delegar, porque los cambios no son producto de una sola persona, sino de todo un equipo. El ego de un líder nunca debe estar por encima de la organización, nunca debe estar por encima del Centro Deportivo.



Pablo Sánchez Buján