10 junio 2013
Explosión Nadal con su octavo Roland Garros
·
"Su adecuada autoestima y
autoconfianza le hacen ser una persona equilibrada y ver las cosas en su justa
medida sin engrandecer las victorias ni las derrotas"
·
"Rafa Nadal posee una enorme dosis
de confianza, una gran seguridad en sí mismo y un gran poder mental"
(Con
motivo del octavo Roland Garros conseguido por Rafa Nadal recuperamos un
extracto del artículo de Helena López-Casares, autora de ‘Nadal. Pasión y
coraje’, escribió hace un año en este canal):
Rafa es un ejemplo que demuestra que la
constancia, el método y la concentración son los elementos que nos conducen a
lograr nuestra meta, a levantar y morder trofeos.
Nadal es igual a mito. Su nombre es leyenda. Rafa Nadal es el mejor deportista español de todos los tiempos por su humildad, su
espíritu de sacrificio y su talento, que ha sabido aderezar con combatividad,
fuerza y energía.
Rafa es la máxima expresión de la adopción de
una actitud positiva ante los acontecimientos de la vida,
lo que le ha permitido superar los obstáculos que se han interpuesto en su
carrera y vencer la adversidad, saliendo más reforzado de las lesiones que han
truncado su participación en torneos importantes.
Rafa Nadal posee una enorme dosis de confianza, una gran seguridad en sí mismo, un gran poder
mental, así como un alto control de sus habilidades, conseguido a base de
trabajo y dedicación, que le hace superar las circunstancias adversas. Varios
estudios han vinculado la confianza con distintas pautas de comportamientos
positivos, entre ellas el proceder cívico, la resolución de problemas, la cooperación y la eficiencia.
En la psicología social, la confianza se
define como la creencia de que un individuo es capaz de actuar de una manera
adecuada en una determinada situación. Para poder actuar de acuerdo a las
circunstancias hay que adaptar los pensamientos y trabajar en el ámbito
interior.
Fortaleza
mental, clave para el éxito
La fortaleza mental es una ventaja en
los deportes de alta competición, de la que se desprenden componentes como la
autoestima, la autoconfianza, la tolerancia a la frustración, la perseverancia
o el manejo de las emociones y de los
pensamientos.
El cuerpo hace lo que la mente le dice y
para llegar a esa compenetración entre estas dos dimensiones es necesario tener
la mente libre y despejada de ideas superficiales. Nadal tiene la claridad para
separar o analizar sus debilidades y las amenazas que vienen de fuera, de tal
manera que es capaz de aislar los elementos nocivos, que no sirven más que para
impedir su crecimiento.
Su adecuada autoestima y autoconfianza le hacen ser una persona equilibrada y ver las
cosas en su justa medida sin engrandecer las victorias ni las derrotas. De esta
manera, es muy difícil ver a Nadal muy exultante o demasiado abatido, ya que
tiene los pies en la tierra. Al poner las cosas en su sitio, en el lugar
adecuado, preserva el resto de su vida. Esto significa que su valía como
persona no se ve afectada por los resultados deportivos.
La mente es un arma poderosa con la que
contamos. Por eso, un deportista necesita educarla para poder alimentarse de
los pensamientos adecuados, es decir, de imágenes positivas y evocadoras, no de
ideas negativas y demoledoras. Como hemos visto, el cuerpo acaba haciendo lo
que la mente le dicta y ésta dicta lo que cree.
En muchas ocasiones hemos oído a Nadal comentar que
su mente
es positiva y que cuando realiza un movimiento
es porque sabe que va a tener un resultado positivo. Él juega como piensa y su
rendimiento es muy alto. Este dominio, en el caso de Nadal, va unido y combinado con un trabajo técnico y físico
muy exigente.
Somos y nos convertimos en lo que
pensamos, por eso es muy importante para labrar un camino de éxito la fe en
nosotros mismos, así como en nuestras ilimitadas capacidades y posibilidades.
Realmente, la vida de los deportistas se
podría definir como que la mayoría viven una especie de ciclos de uves dobles
encadenadas. Lo importante es trabajar la convicción y mantener la firmeza,
algo que requiere estabilidad y atención.
Rafa Nadal reconoce su valía, pero en
sus numerosas intervenciones ante la prensa también habla de sus defectos y de
las dificultades que tiene, lo que le hace ser creíble y le dota de un anclaje
de unión con la realidad, que le da una perspectiva clara de dónde está y quién
es. Muchos deportistas ante una derrota sienten que no valen nada y se
desmoronan, perdiendo la visión de avance que debe caracterizar a un deportista
de alto nivel. Nadal, en cambio, es consciente de los fracasos pero los ve como
casos que debe analizar y estudiar para conocerse cada vez más y tener más datos
sobre sí mismo.
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