sábado, 20 de agosto de 2011

EL DEPORTE PÚBLICO O POPULAR TIENE QUE APRETARSE EL “CINTURÓN” A FONDO

En los tiempos que corren, ya no hay lugar a dudas, hay que reducir gastos y cambiar la “eficacia” por la “eficiencia”. ¿Consecuencia del despilfarro o de un mal sistema de financiación?

Entre 1990 y 2007 los presupuestos municipales aumentaron gracias a la boyante recaudación por licencias de obras e impuestos como el de plusvalías y el de construcciones de viviendas y parques empresariales. Los Ayuntamientos elevaron sus inversiones, pero también su gasto corriente: crearon sociedades municipales e incrementaron sus plantillas. A la vez, cada inversión suponía más gasto corriente. Se construía un equipamiento. Y este requería personal, mantenimiento, asumir pérdidas y además se aprobaban Convenios Colectivos muy boyantes para los funcionarios o contratados laborales públicos, pero insostenibles para la hacienda pública como desde hace unos años lo estamos comprobando.
En los años 80 y 90 el deporte se empezó a popularizar y los ayuntamientos destinaron grandes presupuestos a inversiones, medios materiales y económicos para intentar que toda la población tuviera la posibilidad de acceso a  la actividad física y el deporte. Se proyectaron y construyeron grandes y costosos centros deportivos, los cuales en unos casos se ocuparon, aunque no en todos sus horarios, y en otros su utilización se reduce a la franja horaria de la tarde (de 17,00 a 21,00)

Durante los años 90, muchos ayuntamientos dieron un paso más en la oferta de actividades, construyendo centros de SPA, yacusis, y salas de máquinas con alta tecnología muy costosa, pero que a los directivos y políticos de turno les parecía muy bien, ya que la filosofía era dar una actividad de alta calidad, por considerar que todo el “mundo” tiene derecho a este tipo de instalaciones, sin tener en cuenta sus costes. ¡Eran tiempos de excesos y derroche en muchas corporaciones!
Pero en algunos consistorios se empezaba a dar marcha a tras, dándose cuenta de que los costes eran muy elevados, optaron por la gestión concertada de los centros deportivos públicos, por considerar que se abarataban los costes, manteniendo la calidad de los servicios.

También hay  que hacer una puntualización sobre la calidad de los servicios; en los años 80 una actividad de “mantenimiento físico” tenía un número de 40 alumnos y una clase de enseñanza de natación entre 10 y 20 alumnos. En los años 90, en post de una mejora de la calidad del servicio, el número de alumnos se redujo a menos de la mitad, con el considerable coste, fundamentalmente de técnicos.
Como podemos deducir del muy resumido relato anterior, la filosofía de los estamentos públicos municipales era dar unos servicios de calidad similar a gimnasios y centros deportivos privados, entrando en competencia con ellos, pero a precios muy reducidos, lo que suponía que en muchos casos la subvención media de un servicio estaba por encima del 60 % y 70%, algo claramente insostenible, como se está demostrando actualmente. Esta situación ha sido denunciada continuamente por los centros deportivos privados como “COMPETENCIA DESLEAL”. Lo cual no quiere decir que siempre tuvieran razón.

Actualmente los ayuntamientos están en una situación económica totalmente caótica, en donde no pueden ni pagar a sus proveedores, siendo la ruina de muchos de estos. Esta situación obliga a tener nuevas y creativas iniciativas ESPECIALMENTE EFICIENTES.
Algunas ya se están tomando, tales como la concertación con grandes empresas con acuerdos de construcción y gestión a largo plazo, 30 o 40 años, en donde los ayuntamientos lo único que ofrecen son los terrenos.

Otras opciones pueden ser dar un pequeño paso atrás, y cambiar normativas muy exigentes por otras más flexibles, con aumento de alumnos en cada grupo de actividad, con el fin de hacer más rentable económicamente la actividad sin tener que elevar los precios.
La “masificación” de las actividades será lo menos malo, ya que siempre sería peor que se deje de prestar el servicio. La “masificación” de las actividades deportivas, puede mantener una buena calidad con técnicos deportivos motivados, ilusionados con su trabajo y por supuesto con un mayor esfuerzo por su parte.

La gestión de los centros deportivos también debe ser más eficiente, buscando la polivalencia del personal y un mayor rendimiento del equipo directivo, rediciendo este al mínimo imprescindible.
Siento tener que escribir esto, pero la situación insostenible y las medidas deben ser drásticas. ¿Habrá que aumentar los impuestos? Pero a quien, si tenemos a más del 20% de la población en paro, y a otros que cuyo sueldo no pasa de los 800 € mensuales? No creo que ese sea el camino.

¿Qué medidas se deben tomar? Seamos ingeniosos, creativos, valientes, etc. Cada Administración Pública, deberá hacer sus “deberes”, unos con mas esfuerzo o sacrificio y otros con menos, dependiendo del camino andado.

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