Traigo a esta página un articulo publicado en el revista Consumer Eroski y firmado por Marta Vázquez-Reina, el pasado 30 de agosto de 2012. Lo considero muy interesante para padres y educadores.
El juego colaborativo integra y fomenta el trabajo en
equipo, mientras que en la competitición prima el afán individual por ganar.
Jugar es
la actividad favorita de los más pequeños y, si se lleva a cabo con más niños,
la disfrutan aún más. El juego en grupo de los niños les ayuda a
socializarse y a adquirir numerosas aptitudes básicas para su vida de adultos.
Pero no es lo mismo jugar para superar desafíos en común que jugar y competir
por ser el mejor del equipo. A continuación se apuntan las bondades de los
juegos en grupo y algunos de los más entretenidos para los pequeños
La Asociación Internacional por el derecho de los niños a
jugar aclara que jugar no es solo una forma de pasar el
tiempo, sino que significa "aprender a vivir". Dentro de este
aprendizaje, uno de los aspectos fundamentales que aporta el juego a los
más pequeños es abrirles el camino hacia la socialización e interacción
con los demás. El juego en grupo es divertido para el menor, pero no
todos enseñan al niño a trabajar en equipo. Las actividades cooperativas
ayudan al pequeño a aceptar las desigualdades, mientras que la competición
prima el éxito de unos frente a otros.
El juego en grupo aparece en los primeros puestos de
las preferencias infantiles
Según el estudio 'El juego en la Educación Social y
Emocional', elaborado por Petra María Pérez, catedrática de Teoría
de la Educación de la Universidad de Valencia y miembro del Observatorio del
Juego Infantil, a través del juego "los niños se socializan
en la cultura del grupo". Pérez destaca que en los primeros años, el juego "es un entorno
ideal para comprender y aceptar como semejantes a otros sin importar sus
características diferentes". De hecho, el juego en grupo, frente al
individual, aparece en los primeros puestos de las preferencias infantiles en
el 'Estudio sobre niños españoles', llevado a cabo también por esta
especialista. Los pequeños reconocen la importancia de jugar con otros menores.
Pero, ¿son igual de
socializadores todos los juegos en grupo? Cuando en la acción de jugar
participa más de un niño siempre se experimenta una interacción entre
ellos. La diferencia radica en las competencias sociales que se pueden adquirir
con cada uno de ellos.
El juego cooperativo propone al niño retos que vencer
de manera colectiva
Los juegos colaborativos, a
diferencia de los que proponen la competición, no tienen como meta ganar o
perder. El objetivo principal de todos los niños es común y la idea es
superar de manera colectiva los retos que propone el juego. No hay
necesidad de superarse unos a otros, sino de jugar juntos alcanzar la
meta.
Un estudio de la
profesora de Psicología de la Universidad del País Vasco Maite Garaigordobil,
sobre los efectos del juego, destaca que con los juegos cooperativos
se consigue un descenso de las conductas agresivas, se incrementan los mensajes
positivos hacia los demás y se mejora las conductas sociales altruistas.
El corro de la
patata, pasar la pelota y construir entre todos un tren humano, son
sencillos ejemplos de juegos para los más pequeños que necesitan de la
colaboración de todos los miembros para desarrollarse con éxito. En general son
muy divertidos para todos y favorecen la participación y la integración de los
más tímidos o los menos habilidosos, de modo que mejoran sus niveles de confianza. El
resultado del trabajo en equipo que se realiza con el juego colaborativo
permite reafirmar su sentimiento de pertenencia a un grupo; no porque sea un
grupo fuerte capaz de vencer a otro, sino por ser un grupo efectivo.
Competir
para ser el mejor
Los juegos
competitivos también se desarrollan en grupo, pero con objetivos muy diferentes
a los que persigue una actividad de cooperación. En un juego
competitivo los participantes intervienen para lograr un objetivo
individual, y existen siempre ganadores y perdedores.
Este tipo de juegos,
sin embargo, también son motivadores para muchos niños: les enseñan a ganar,
perder, participar y desarrollar el sentimiento de pertenencia a un grupo. Sin
embargo, tal como revela el estudio de la profesora Garaigordobil, la
competición también genera conductas de rechazo hacia los contrarios; mientras
que comportamientos como el compañerismo o la solidaridad se pierden por el
afán de victoria.
Jugar es
un derecho fundamental de todos los niños.
Así lo reconoce la Convención sobre los Derechos del Niño, de Naciones Unidas.
En su artículo 31 manifiesta el derecho del niño "al descanso y al
esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su
edad".
En
la Red se pueden encontrar numerosas propuestas de juegos colaborativos
para poner en práctica con los más pequeños. Estos son algunos de los enlaces
más destacados:
Educarueca: esta web, pionera en el ámbito de
la educación en valores, recoge un extenso catálogo de juegos cooperativos,
con una descripción detallada, para niños a partir de dos años.
Educastur: once propuestas
de juegos colaborativos del departamento de Educación del Principado de
Asturias, dirigidas a niños y niñas de diferentes edades. Incluye el enredo, la
isla u orden en las sillas.
Kometa: el Centro de
Recursos en juegos cooperativos Kometa ofrece una amplio catálogo de
materiales y juegos destinados a niños a partir de dos años de edad, que
fomentan la cooperación y colaboración entre los más pequeños.
YouTube: a través de YouTube se puede acceder
a diferentes grabaciones de juegos cooperativos desarrollados por niños
de educación infantil.
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