Gestión indirecta ¡SÍ!, pero bien planificada, mejor programada, excelentemente ejecutada y con control continuo por parte de la Administración Pública.
Los que me conocen o van siguiendo alguno de mis artículos, saben que soy un gran defensor de la Gestión Indirecta, no porque sí, sino por la penosidad burocrática de gestión que supone la administración pública, en donde considero que solo una profunda “revolución técnico-administrativa” podría cambiar su EFICIENCIA.
Sin embargo, lo que no puede hacer la Administración pública es conseguir “duros a pesetas”, y me explico:
* La Administración debe exigir al concesionario, que en una instalación deportiva se presten como mínimo los mismos servicios que si lo estuviera gestionando de forma directa.
* La administración debe buscar una mayor eficiencia, que ayude a reducir el gasto público.
* La administración debe montar un sistema de control continuo que vigile que se cumplen como mínimo, las exigencias marcadas en los pliegos de condiciones, con una prestación de servicios “impecable”.
Pero todo esto no es gratuito, las empresas privadas se constituyen como un ENTE DE NEGOCIO”, por lo que tienen que sacar sus beneficios. Estos beneficios los deberán sacar con una mejor gestión, que suponga mayor oferta de servicios y reducción de costes por buena eficiencia o excelencia en la gestión. Esto no se puede das si:
* La Administración pretende en sus cálculos, que la empresa privada pague a sus trabajadores lo “mínimo del convenio mínimo del sector convenientemente buscado”.
* La Administración pretende en sus cálculos, comprar memos y muy por debajo de los precios de mercado.
* Si la administración pretende en sus cálculos, “acogotar” a la empresa concesionaria con una programación de servicios muy estricta en cuanto a horarios y tipo de actividades.
* Si la administración pretende fuera de sus cálculos, tener derecho a una serie de servicios gratuitos, que la empresa debe dar cuando se le pidan.
• Si la administración pretende en sus cálculos, tener titulados de “primera” a precios fuera de mercado.
* Si la administración pretende en sus cálculos, dar un servicio con un número de empleados tan reducido, que hará imposible una prestación de excelencia en calidad, lo cual debe ser el FIN ÚLTIMO DE UN SERVICIO PÚBLICO.
Por lo tanto termino como comienzo; “Gestión indirecta ¡SÍ!, pero bien planificada (sin “maldades”), mejor programada (sin listezas), excelentemente ejecutada y con control continuo por parte de la Administración Pública (con eficiencia)”.
Pablo Sánchez Buján
Licenciado en Educación Física
miércoles, 9 de diciembre de 2009
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