viernes, 27 de abril de 2012

INTEGRACIÓN DE MENORES EN RIESGO DE EXCLUSIÓN SOCIAL A TRAVÉS DEL DEPORTE

La práctica del deporte, es considerada como universal en lo social y en el mantenimiento de la salud. Con relación a lo social, la práctica, fundamentalmente en los deportes de equipo, aparece asociada a valores y actitudes como la integración, la cooperación, el diálogo, el respeto, la responsabilidad, la sinceridad o la creatividad. Este es argumento suficiente para que la práctica deportiva sea recomendable en los programas de Integración social, especialmente con niños y jóvenes.
Hay muchos estudios e investigaciones inciden en la necesidad de emplear la educación a través del deporte como medio para favorecer la inserción social de determinados colectivos. Colectivos que cuanto más vulnerables son, más riesgo de marginalidad padecen, como pueden ser en nuestro país, los hijos de inmigrantes, o personas que viven en barriadas periféricas en las grandes capitales, Madrid, Barcelona, valencia, Sevilla, etc.

En mis viajes por Hispano-América, he podido comprobar cómo en lugares de gran pobreza y marginidad, se utiliza el futbol como una actividad integradora dentro de la sociedad, tal es el caso es el caso de los adolescentes de las favelas en Rio de Janeiro, con el Campeonato de Fútbol para Comunidades Carentes (Favelas) que lleva varios años desarrollándose con dos objetivos prioritarios: a) Intentar favorecer la inserción social de los adolescentes y b) Ofrecerles la oportunidad de progresar en el deporte a través de la competición.

A través del deporte se tiene la posibilidad de reproducir implícitamente valores de la sociedad en la que vivimos, por ejemplo, podemos promover la convivencia entre diferentes colectivos, una educación de la conciencia colectiva, la importancia del trabajo, el esfuerzo y el sacrificio, el desarrollo e interiorización de hábitos saludables e higiénicos y otros muchos valores que se pueden adquirir con la práctica del deporte.

Para poder alcanzar el éxito en todo el abanico que deseamos conseguir con la práctica del deporte, es imprescindible la participación activa de los educadores; entrenadores, profesores de Educación Física, colaboradores y padres, en cuanto a la enseñanza de los valores que conlleva la práctica del deporte.

Repasemos alguno de los valores que se adquieren con la práctica deportiva.

 RESPETO A LAS REGLAS

Todos los deportes tienen ciertas reglas que tenemos que respetar para que puedan practicarse (cuántos jugadores, cuanto tiempo, el tanteo de puntos, las faltas de juego…) La vida también tiene reglas, como las instrucciones de uso, las normas de seguridad, las normas de tráfico o las leyes. Alguna gente ignora estas normas de convivencia, causando daño a sí misma o a los demás. El deporte nos enseña hasta qué punto el respeto a unas normas previamente pactadas nos beneficia y nos muestra que no es cierto que las reglas nos priven de libertad, sino que nos permiten ser libres respetando la libertad de los demás.

 SOLUCIÓN DE PROBLEMAS

Al competir con otros jugadores aprendemos a desarrollar estrategias, que dentro de los límites establecidos por las normas, nos permiten lograr nuestro objetivo. Estas estrategias agudizan nuestro ingenio y pueden ser aplicadas en diferentes situaciones.

 ENTENDIMIENTO
Hay pocos deportistas “cerrados de mente”. Un deportista tiene que estar atento a las situaciones y a las personas que le rodean, y adaptarse a ellas o fracasará en sus objetivos. Por ejemplo, al escalar una montaña es necesario tener un plan inicial, pero si no escuchamos a nuestros compañeros, si no prestamos atención a los cambios del tiempo o si no respetamos nuestros propios límites, podemos ponernos en serio peligro.

 CONFIANZA EN LOS DEMÁS

El deporte fortalece nuestras relaciones con otras personas y nos hace estar cerca de ellos de un modo especial. El esfuerzo común, los éxitos, los fracasos y el aprendizaje nos ayudan a comprender a la gente, y no sólo a aquellos que hacen deporte con nosotros.

 LIDERAZGO
Ser un líder no es ser un déspota. En la vida mucha gente cree que el mejor modo para organizar grupos, escuelas, empresas o gobiernos es mediante la acumulación de poder, el control de los demás, la imposición y la fuerza bruta, pero no es así. Un verdadero líder escucha a los miembros de su grupo y logra establecer soluciones que beneficien a la mayoría o que al menos no perjudiquen a nadie, como cuando se decide quiénes juegan y quiénes se quedan como suplentes. El deporte nos ayuda a aplicar estas soluciones a otros entornos.

 TRABAJO EN EQUIPO

Trabajando en equipo se aprende a que se conseguirán mejores resultados en colaboración con todos

 RESPETO A LOS DEMÁS Y A UNO MISMO

En el deporte todo rival es importante y cualquier compañero de juego puede ser decisivo para ganar. Gracias al deporte aprendemos a valorar y respetar a los demás por sí mismos y a no menospreciar a quienes juegan con nosotros o contra nosotros. Además aprendemos a reconocer nuestra propia valía y cómo ganarnos el respeto de los demás.

 VALOR DEL ESFUERZO Y DE LA DISCIPLINA

La tecnología avanza y hay tareas que cada vez requieren que nos esforcemos menos. Esto es positivo, pero no puede llevarnos a pensar a que todo puede conseguirse sin mover un dedo. Quien corre cien metros en unos pocos segundos o quien es capaz de hacer piruetas perfectas en una prueba de gimnasia artística no tiene poderes mágicos sino que se ha esforzado muchísimo. Tener unas buenas condiciones físicas o una habilidad especial no es suficiente para triunfar, como ser inteligente tampoco es suficiente para sacar buenas notas o ser buen científico no es suficiente para ganar un premio Nobel. En el deporte, como en la vida el esfuerzo es fundamental.

SABER COMPARTIR

Cuando dos personas juegan al baloncesto, alguien tiene que compartir su balón, o no habría partido; para alquilar una cancha de tenis es preciso que los jugadores se pongan de acuerdo y para practicar la natación en una piscina pública es preciso compartir el espacio con más nadadores. En la vida a veces es imposible que todos los recursos estén destinados a nosotros, pero a veces no queremos darnos cuenta, como cuando ocupamos dos asientos del autobús, nos colamos en el cine o malgastamos el agua. El deporte nos enseña hasta que punto es necesario compartir para que todos podamos participar.

 SABER GANAR

Restregarles a los demás su triunfo por la cara es algo que nunca hará un buen deportista. Todo el respeto y la aprobación conseguida por la victoria se perderían ante la falta de respeto por el esfuerzo ajeno.

SABER PERDER

A nadie le gusta perder, pero no es motivo para utilizar la violencia o los malos modos. Perder no es una humillación, sino una parte más del juego.

 SABER COMPETIR

Una competición deportiva es un proceso que en realidad comienza mucho antes del primer encuentro. Hay que entrenar, cuidar la alimentación, las horas de sueño y prepararse mentalmente para vivir situaciones de mucho desgaste físico y mental. La competición en sí misma puede tener varias rondas, lo que exige planificar los esfuerzos para poder llegar hasta el final.

 COOPERACIÓN
Es trabajar junto con otras personas para lograr un mismo fin. En la vida a veces nos creamos “rivales imaginarios”, gente con la que podríamos cooperar pero contra la que competimos, perjudicándolos a ellos y a nosotros mismos. En el deporte quien no coopera, pierde: ¿es posible imaginar a los jugadores de un mismo equipo de fútbol luchando entre sí por conseguir la pelota?. El deporte nos enseña lo absurdo que es no cooperar.

 COMUNICACIÓN
Es la habilidad de transmitir conocimientos, ideas o emociones a otras personas y de escuchar y comprender las suyas. Es el modo más fácil de que otros comprendan nuestras necesidades. En el deporte es fundamental: de otro modo no seríamos capaces de entender el plan de juego del entrenador o no podríamos comprender las estrategias de nuestros compañeros. En la vida ocurre lo mismo, pero parece que a veces preferimos que nos lean el pensamiento…

 JUEGO LIMPIO

El deporte se basa en que el ganador supera las reglas, no las vulnera. En el deporte admiramos a aquellos que siempre practican juego limpio y en la vida tiene que ser igual.

 MEJORA DEL AUTOESTIMA

Aprender a nadar, mejorar nuestra velocidad corriendo o conseguir dominar un balón nos hacen sentir mejor con nosotros mismos, más seguros y con más confianza para afrontar situaciones nuevas.

 OTROS MUCHOS

Son infinidad, los valores que podríamos seguir enumerando y definiendo, tales como:
Amistad, honestidad, motivo de orgullo, vergüenza, solidaridad, rectitud, carácter, limpieza, limpieza de mirada a los ojos, esperanza, alegría, fe, tristeza, confianza, amor, caridad, ética, moral, respeto, justicia, tolerancia, ETC.

Una vez vista la importancia del deporte en la adquisición de valores para los individuos, tratamos de aportar alguna idea para poner en práctica en colectivos muy pobres, con grave riesgo de marginidad.
Con objeto de contribuir a la prevención de la exclusión social y favorecer la inserción social de quienes padecen situaciones o riesgo de exclusión, se propone un:

 “Programa” de ayudas para facilitar la práctica deportiva en clubes o entidades deportivas privadas o públicas, a “Menores con necesidades de apoyo social”
La ayuda  se dirigirá a facilitar la integración de  menores mediante la práctica de la actividad deportiva, abonando la Administración Pública (CC.AA; Diputaciones o Ayuntamientos), los pagos de los recibos mensuales o anuales, que ocasione la realización de este tipo de actividad en clubes o entidades deportivas federadas o no. Dicho abono se hará directamente al club correspondiente, ya que si el dinero callera en manos de los familiares de los niños, puede que nunca llegaran a las arcas de los clubes, debido a la situación de necesidad de estas familias.

 El club y deporte elegido por los beneficiarios o agentes sociales, deberá estar cercano al entorno en el que vive, en donde se pueda relacionar con personas y familias integradas socialmente.

 La Ayuda inicialmente se puede establecer para niños de 6 a 16 años de familias atendidas por los Servicios Sociales Municipales, cuya solicitud será valorada por los departamentos de Servicios Sociales correspondientes. Para conseguir una mejor y más rápida integración, es aconsejable que no haya más de dos niños o jóvenes de un mismo colectivo, en el mismo equipo.

Los educadores sociales deberán hacer un seguimiento de la evolución social y deportiva de los beneficiarios, para lo cual el club o entidad deberá remitir a los Servicios Sociales, con carácter trimestral un informe sobre la actividad del menor que percibe la ayuda a los efectos de poder hacer un seguimiento efectivo del desarrollo social y deportivo y poder extraer, potenciar o corregir las conclusiones oportunas.

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